Cómo el estoicismo me ayudó a triplicar mis ingresos sin quemarme
Hace un tiempo, yo era de los que pensaban que para ganar más, había que correr más. Dormir menos. Estar disponible siempre. Decir que sí a todo.
Spoiler: eso no me hizo rico. Me hizo mierda.
Trabajaba 10-12 horas diarias, sin dirección real. Me levantaba con ansiedad, me acostaba viendo números y, en el fondo, me preguntaba si valía la pena. Ganaba algo, sí. Pero cada peso venía con un costo emocional. Y peor: con miedo de perderlo todo en cualquier momento.
Hasta que, sin buscarlo demasiado, el estoicismo se cruzó en mi camino.
Y no: no fue con una toga blanca y una copa de vino en Roma. Fue con una frase que leí por ahí:
"No es la carga la que te aplasta, sino la forma en la que la llevas."
📌 El punto de quiebre
Empecé a leer más. Marco Aurelio, Epicteto, Séneca.
Y entendí algo clave: no es más fuerte el que soporta más, sino el que suelta lo que no tiene sentido cargar.
Con eso en mente, comencé a aplicar pequeños cambios que, con el tiempo, transformaron mi enfoque… y también mis ingresos.
🧭 1. Me enfoqué solo en lo que puedo controlar
“De ti depende tu opinión, tus impulsos, tus deseos, tus aversiones… en una palabra: todo lo que es tuyo.” – Epicteto
Antes vivía peleando con todo: la competencia, la economía, los algoritmos, los clientes difíciles.
Ahora, cada vez que algo se sale de control, me pregunto:
→ ¿Esto depende de mí?
→ ¿Sí? Actúo. ¿No? Lo suelto.
Resultado: menos desgaste mental, más energía para lo importante.
📅 2. Diseñé mi rutina como un ritual sagrado
Los estoicos hablaban de vivir cada día como si fuera el último.
Yo lo adapté así: vivir cada día como si fuera el más importante para tu proyecto de vida.
Empecé a levantarme temprano, no por moda, sino porque lo decidí. Escribía mis metas, priorizaba lo esencial, y eliminé el multitasking. Menos tareas, más impacto.
Esto me permitió escalar mis ingresos porque trabajaba menos pero con más intención. No perdía tiempo en mil cosas que no sumaban.
💭 3. Aprendí a ver el fracaso como entrenamiento
Antes, un error me tiraba una semana abajo. Ahora lo veo como parte del juego.
El estoicismo me enseñó a ensayar mentalmente los obstáculos antes de que pasen (premeditatio malorum), y eso me preparó para actuar con cabeza fría cuando todo se desordenaba.
Esa calma me abrió oportunidades que antes no veía. Porque mientras otros reaccionaban con miedo, yo negociaba con claridad.
💸 ¿Y los ingresos?
Con estos cambios, lancé un proyecto nuevo alineado con mis valores. Rechacé cosas que no resonaban (aunque pagaban bien), y me enfoqué en lo que realmente podía escalar.
En un año, tripliqué mis ingresos.
Pero más importante: no estoy quemado. Estoy presente. Estoy en paz.
Y eso, créeme, no tiene precio.
🧘♂️ Trabaja para ti
No escribo esto para presumir. Lo escribo porque sé lo que se siente estar atrapado en el ciclo de correr por correr.
Si estás ahí, solo te digo esto:
No necesitas ir más rápido. Solo necesitas ir más claro.
Empieza por leer a Marco Aurelio, respirar hondo, y preguntarte:
¿Qué parte de mi caos puedo soltar hoy?
Comentarios
Publicar un comentario